Por: Paola Herrera – Comunicación Digital Levapan.
La diversidad cultural que el mundo ofrece es una riqueza invaluable que solo se puede hallar aceptando las diferencias con los demás. Las barreras entre civilizaciones y tradiciones, han causado el rechazo entre sociedades por las costumbres que no les son familiares, incluyendo el aspecto gastronómico, en donde comer insectos en algunos lugares puede ser parte de una deliciosa dieta. ¿La probraría?
Hoy en día, gracias a formatos televisivos tipo realities, donde muestran la gastronomía exótica de tierras desconocidas, como el programa del chef Anthony Bourdain, el realitie “Asia Express” del Canal Caracol o la serie original de Netflix, Chef’s Table en donde se documentan los métodos de chef revolucionarios que están cambiando el mundo de la gastronomía recurriendo a los ingredientes menos ortodoxos, han abierto las puertas para la comprensión de que existen formas de alimentarse alternativas que resultan más sanas que las habituales.
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Puede que la idea le resulte extravagante, pero consumir insectos y animales exóticos traen grandes beneficios para el cuerpo; además que representan una oportunidad en el mercado que ha sido inexplorado y poco a poco ha ido teniendo mayor acogida.
Contexto geográfico
Esta práctica tan peculiar para muchos, está más cercana de lo que se cree, este consumo inusual viene desde civilizaciones antiguas e ilustradas como la romana, hasta comunidades indígenas de nuestros territorios que conocen mejor que nadie las propiedades de esos pequeños seres, tanto así que son considerados un manjar para ellos.
Los lugares a nivel mundial con mayor diversidad en especies de insectos son México, China, India, La República Democrática del Congo y Ecuador. En contraste con los animales que tienen un mayor consumo como lo son los escarabajos con un 31%, mariposas y polillas en un 18%, abejas y hormigas con un 14%, saltamontes en un 13%, cigarras un 10% y otros insectos tienen el 14%.
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Beneficio a nivel mundial
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en conjunto con la Universidad de Wageningen, exponen la incursión de insectos a la dieta cotidiana; el Subdirector General de la organización, Eduardo Rojas dice que: “Ha llegado el momento de pensar en fuentes alternativas de alimentos, en vista del aumento de la población mundial, las amenazas del cambio climático y la persistencia del hambre en muchas partes del mundo”.
Los restaurantes no son ajenos a estas opciones culinarias y están viendo esto como una oportunidad para innovar en el menú.
Hay que tener presente que a simple vista, un insecto o animal desconocido servido en un plato puede causar rechazo, pero con el emplatado adecuado se puede seducir al comensal.
Para el beneficio de esta estrategia, el pez león tiene un sabor delicioso que personas como el chef Jorge Rausch ha sabido servir en la exclusividad de sus restaurantes y como él dice: “La propuesta es que nos comamos la plaga”.
Oportunidad de negocio
Debido a sus cualidades, los insectos no solo son exponencialmente más rentables en su cultivo, también superan el aporte energético del pescado y la carne. Ahora se han perfilado como una opción viable para incursionarlos en la dieta humana, además de implementarlos como alimento para otros animales gracias a que representan menor inversión de recursos y dinero.
Tanto así que las industrias han comenzado a desarrollar productos como pasta con polvo de grillo para consumo cotidiano; o por lo contrario, si se desea algo más sofisticado, Critter Bitters le apuesta a los cócteles con un toque de cacao, vainilla y grillos, las creadoras de estas llamativos bebidas Lucy Knops y Julia Plevin comentan que “los cócteles no van a salvar al mundo, pero comer insectos puede que sí”.
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Los insectos representan la prevalencia del más pequeño y su importancia en el equilibrio de los procesos alimenticios. Eduardo Rojas expone que el objetivo no es cambiar radicalmente las costumbres alimenticias de las personas que no están habituados a consumir insectos, pero sí garantizar que la población que lo hace, pueda seguir haciéndolo.
Estos animales tienen todo el potencial para pertenecer a la dieta humana, son fuentes envidiables de vitaminas y proteínas, la sostenibilidad que necesitan es económicamente más rentable y su calidad llena todas las expectativas.
Así que abra su mente ante la posibilidad de probar estos manjares exóticos cocinados, fritos, crudos o ¡como usted elija!